miércoles, 26 de octubre de 2011

¿COMO SALIMOS DE ESTA? IDENTIFICAMOS NUESTRO ROL Y LO ASUMIMOS CON RESPONSABILIDAD

Vuelvo a la pregunta del principio, entiendo qué ha pasado, por qué ha pasado y cuál sería la solución, inviable, imposible, pero solución al fin.  ¿Y ahora qué?  ¿Puedo hacer algo al respecto?  A priori nada, David contra Goliat.

Aunque si nos organizáramos algo sí que podríamos hacer.  Nos queda algo con qué presionar para que se haga algo realmente y que nos escuchen, nos tomen en cuenta y nos respeten. 

Me aburre mucho y muchísimo escuchar noticias sobre “los mercados”.  “Los mercados” se levantan con mal pie, les sienta mal el desayuno, no les gusta algo y zas, las bolsas se desploman.  Ahora que si por el contrario “los mercados” se levantan bien, desayunan bien y encima sale el sol y ven pajaritos cantando, pues las bolsas tienen un respiro.  No sé quienes están detrás, ni sus nombres, pero me ha quedado claro que mi presente y mi futuro dependen de “los mercados”, de cómo estén, se sientan hoy día y cómo vean el futuro.

Dado que todas las modas se pegan, propongo que nosotros (aquellos que no queremos pagar para llenar la tienda de perfumes nuevamente, los perfumes que otros se llevaron y que sabemos dónde los tienen…) también nos podamos constituir como “mercados”, sería el “mercado de los consumidores” (al fin y al cabo, es lo único en lo que pintamos en esto, somos consumidores y nada más, paradójicamente, los mismos a los que dejan en la calle y con los cuales cuentan para colocar sus maravillosos productos, pero sería para otro momento este debate). 

Y una vez constituidos como los mercados, pues como buenos alumnos hacemos lo mismo, pero con un poquito más de rigor.  Es decir, no nos afectará el desayuno, si hace sol o no, o si los pajaritos cantan.  Nos afectarán las noticias que nos den. 

Nos afectará mucho saber si una empresa que obtiene ganancias, aún así decide despedir a 20.000 o 30.000 empleados en todo el mundo, como acabo de leer hace unos días.  Nos afectará mucho saber si una empresa traslada toda la gestión de su venta por Internet a otro país del mismo continente donde tiene una fiscalidad que le beneficia, en lugar de hacerlo en su país de origen, también lo leí pero hace unas semanas.  Realidades como éstas son las que nos afectarán y nos impulsarán a comprar o no en determinados negocios, empresas, etc. 

Decidiremos de quién seremos clientes, o mejor dicho, quiénes se merecen que nosotros seamos sus clientes.  Vamos, que miraremos mucho y muy bien a quién le damos nuestros euros, dólares, pesos, yenes y cualquier otra moneda en la cual percibamos nuestros salarios y fomentemos su avaricia.

Que si nos afecta una noticia de estas, pues entonces “los mercados” podrán desestabilizar las bolsas, las empresas y lo que nos pongan por delante.  Si fuera así, solamente si fuera así, se pensarían dos veces las cosas y nos tendrían en cuenta.  Ahora que podemos ponernos todos en contacto fácilmente, ¿por qué no nos coordinamos y lo hacemos?

Recuerdo algo que leí hace no mucho, en un comentario de un lector a una noticia en un periódico digital “tu euro es tu voto”.  Si coincides en que voto es un deber y un derecho, pero que consigue más bien poco, porque solamente colaboramos eligiendo a los actores principales de la obra de teatro, pero no a los guionistas; piensa que hoy por hoy, vale más tu euro como consumidor que tu voto como ciudadano.  Además como ellos, puedes cambiarlo cada día, a cada instante y a cada momento y no cada 4 o 5 años.  Que hoy te lo doy a ti, que mañana no te lo doy y se lo doy a otro.  Muchos esfuerzos han de hacer para que se los confíes cada día.  Mucha incertidumbre y sosiego pasarán, si antes de tomar ciertas decisiones, piensan en las consecuencias que esto va a tener en “el mercado de los consumidores”. 

¿Te imaginas por un solo instante el siguiente notición?  “El mercado de los consumidores ha reaccionado negativamente ante el anuncio de la empresa … que anunció en el día de ayer, … despidos a nivel mundial, a pesar de registrar beneficios netos por un valor de … en el pasado año.  Rápidamente y a través de las redes sociales, se alinearon sus integrantes y acordaron su falta de confianza en la empresa … buscando alternativas de consumo para este tipo de bien o de servicio.”

¿Qué estamos esperando?

¿COMO SALIMOS DE ESTA? COMENCEMOS ANALIZANDO CÓMO HEMOS ENTRADO…

Es genial la frase que dice que “no existe callejón sin salida, ya que la salida es el sitio por donde hemos entrado”.  Le encuentro varias aplicaciones a muchas situaciones cotidianas; además de reafirmar el concepto de saber encontrar (a pesar de que normalmente la salida y la entrada son diferentes y hasta a veces opuestas; el saber ver que pueden coincidir, o que podría ser la única solución, me reafirma este concepto).

En este caso le encuentro aplicación a la situación de crisis que padecemos en muchos sitios, a esta situación de inestabilidad, de cambio, de reorganización, de ruptura de conceptos y realidades o de oportunidades, como queramos llamarle.

Para entender qué ha pasado para que estemos en donde estamos, me permito recomendar la película Inside Jobs.  Cuando acabas de digerir el bombardeo de información al que has estado expuesto, se te abre todo un mundo de interrogantes que podrían resumirse con un ¿Y ahora qué?

Aplicado toda la lógica posible que le cabe a esta situación y reduciéndola a lo más simple, dejando de lado análisis financieros, económicos, políticos, etc, creo que si ponemos al ser humano en el centro de todo, encontramos la respuesta y la fácil o imposible solución.  Se solucione o no, por lo menos ahora yo, por mi parte lo entiendo.  En análisis es simple y consta de 3 pasos.

ANTECEDENTES
Partiendo de la base de que estamos ante una gran estafa financiera a nivel mundial y consentida por TODOS (Gobiernos, Entidades Financieras, etc.), estamos hablando lisa y llanamente de un robo, hurto o como se le quiera llamar (siendo exactos, he mirado las definiciones en la RAE y sería hurto, dado que no nos han robado empleando “violencia o intimidación sobre las personas, o fuerza en las cosas”).  El hecho de que hayan creado mediante instrumentos financieros complicados unos beneficios ficticios y que además se hayan apropiado de ellos, no deja de ser diferente del que entra a una tienda y sale con un perfume escondido en el abrigo o el bolso.  Es igual.

PRIMER PASO
Creo que se podría hacer una clasificación burda y llana de los seres humanos en dos grupos, los que roban o robarían si tuvieran la oportunidad y los que no roban o no robarían si se les presentara la oportunidad.

Está claro que todos los que han participado de esto, pertenecen al primer grupo, porque si hubieran pertenecido al segundo grupo, no habría pasado nada.  Vaya mala suerte hemos tenido… pero lamentablemente en este caso no podemos hacer nada.

SEGUNDO PASO
¿Por qué de todos los que estarían dispuestos a llevarse algo de una tienda sin pagar, solamente ejecutan el robo algunos pocos?  La respuesta es simple, porque han podido hacerlo.  Ahora hay alarmas y otros sistemas de vigilancia que ponen las cosas difíciles, requiriendo cada vez más un nivel más alto de pericia en este arte de salir sin ser pillado.  Por tanto, volviendo a los expertos, vamos los que tienen el Master en esto, vale la misma respuesta.  Si lo han hecho es porque uno, estaban dispuestos y dos, han podido hacerlo. 

En este punto si que han fallado muchos, es decir TODOS los que permitieron que esto pasara y TODOS los que han puesto todas las facilidades para que esto pasara (me remito a la película nuevamente, allí los podrán identificar claramente).  Parecería ahora que estamos por ver si modificamos algo, para no facilitar las cosas o no permitirlas, pero de momento, nadie ha sido penalizado, y ninguna regulación financiera local o internacional ha cambiado para evitar que esto pase.

TERCER PASO
¿Por qué en lugar de llevarte SOLAMENTE un frasco de perfume de una tienda que no tiene alarmas ni cámaras de video vigilancia, ni sistema alguno de seguridad, te llevas TODOS los perfumes?  Simple respuesta nuevamente, porque tienes dónde esconderlos, un lugar seguro, donde nadie PUEDE ni QUIERE buscar.  Todos sabemos dónde está, pero está tan perfectamente regulada la invisibilidad que NUNCA nadie irá a buscar allí, es más, sería ilegal hacerlo.

En este último paso, sinceramente, creo que nunca se hará nada.  No deja de ser una pena, porque allí tenemos las respuestas de QUIÉNES se han llevado CUÁNTO y si pudiéramos acceder al CUÁNTO, no serían necesarios ajustes, recortes, esfuerzos y sacrificios por parte de todos los demás, que jamás saldríamos de una tienda con algo que no hemos pagado.

Y si supiéramos el QUIÉNES podríamos hacer algo al respecto, para que si por esas casualidades de la vida, se les presentara nuevamente la oportunidad de repetir el hecho, se lo pensaran dos veces, no sea que lo que hacen tuviera alguna consecuencia.  

ENCONTRAR LA PERFECCIÓN ES POSIBLE

Según la RAE, lo perfecto es lo que tiene el mayor grado posible de bondad o excelencia en su línea o lo que posee el grado máximo de una determinada cualidad o defecto.  También nos define al perfeccionista como la persona que tiende al perfeccionismo que es la tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado.

Confirmo con todas estas definiciones la “mala prensa” que tiene el ser perfeccionista y lo complicado que es para las personas en el mundo de hoy, pensar que nada es perfecto y que todo es mejorable.  Cada día podemos constatar que la justicia es un concepto y no una realidad; que el obtener lo que queremos, deseamos o merecemos es cada vez más difícil. 

Nos han enseñado a dar cada vez más, a hacer un poquito más cada vez, pero por el contrario, estamos recibiendo cada vez menos a cambio, más horas de trabajo por menos salario o peores condiciones laborales.

Evidentemente la consecuencia lógica es la permanente sensación de insatisfacción que nos general el día a día.  Tengo que encontrar un mejor trabajo… mejorar, mejorar, y siempre mejorar.  ¿Cómo lograr entonces sentirse medianamente feliz y satisfecho?  ¿Acaso es que no tenemos suficiente?  ¿O es que solamente nos motiva pelear por nuestros sueños la constante insatisfacción? 

Situándonos siempre en el punto justo y dándole a todo en su justa medida, evidentemente que el querer mejorar, cuando hay margen para hacerlo, es la única manera de lograr acercarnos a esa perfección tan deseada y a la sensación de satisfacción que provoca el trabajo bien hecho.

Ahora toda esta teoría puede volverse en nuestra contra, cuando la situación es adversa y no hay margen de mejora, sino la aceptación de una situación, la cual podrá ser revertida en el futuro, cuando las condiciones que nos rodean cambien o cuando nos encontremos mejor preparados para ello.  ¿Qué hacer entonces?

A veces funciona el siguiente razonamiento, intentar engañarnos a nosotros mismos, cuando vemos que realmente las cosas no dependen de nosotros y que no hay nada, absolutamente nada que podamos hacer, que ya no se haya hecho o intentado.  Y es el poner a uno mismo en el centro del análisis, en lugar de poner al objeto, situación, o persona a los que normalmente hacemos la valoración, entonces el resultado cambia radicalmente.

Un claro ejemplo que se podría vivir hoy en día.  Podemos sentir que el trabajo que tenemos no es el que quisiéramos tener, aspirar, desear, pero es el que tenemos.  Seguramente en varias ocasiones, nos hemos amargado literalmente con frases como “tantos años trabajando de la manera que lo hemos hecho para acabar así, haciendo esto o en esta empresa”.  Acto seguido, este elemento tan distorsionante lo contextualizamos con la situación que se está viviendo actualmente y pensamos que bueno, que se podría estar mejor pero también peor.  Pero evidentemente este análisis no consuela a nadie.  Porque habla de los demás y no de la situación que uno vive.  “Peor estaría en el paro, pero no lo estoy y a pesar de tener trabajo, tampoco me siento satisfecho, más bien insatisfecho”.  Y nuevamente a sentirse mal, una bola de nieve que nunca acaba.

Lo que propongo es contextualizarlo con el resto de elementos que componen nuestra vida y podríamos llegar a la sorprendente conclusión de que sí que es el trabajo perfecto, para la situación en la que nos encontramos ahora.  Lo mismo podría pasar con una pareja, un proyecto, o cualquier otro elemento que compone nuestra vida. 

A veces el razonamiento podría mostrarnos lo contrario, que cuando empezamos en este trabajo, o con esta pareja, sí que eran lo perfecto para ese momento en el que estábamos, que era lo que queríamos y buscábamos; pero ahora, hemos cambiado por diferentes circunstancias y por esto, ya no nos parecen tan perfectos. 

Podemos ver en este caso, que el concepto de perfección no pertenece totalmente al elemento que valoramos (el trabajo, la pareja), sino a la situación que estamos viviendo cada uno de nosotros en el momento actual (el trabajo que YO tengo ahora, la pareja que YO tengo ahora). 

¿Qué logramos con esto?  Por una parte no descargamos toda nuestra ira en elementos que podría ser que no hayan sufrido cambios en sí mismos, sino los que podría ser que los que hayamos cambiado seamos nosotros y nuestras circunstancias. 

Si llegamos a esta conclusión, podríamos también dejar de martirizarnos con las decisiones tomadas en el pasado, que si nos hemos equivocado, que nunca debimos haberlo decidido así.  Seguramente para ese momento, era la mejor decisión.  Ahora mismo, si tuviéramos la posibilidad de elegir nuevamente, igual no lo hacíamos de la misma manera, pero ahora no tenemos esa oportunidad. 

También sin caer en el cómodo conformismo, podemos evitar caer en el incómodo disconformismo, que podría hacernos ver las cosas peor de lo que están o de lo que son.  Para pasar a un punto medio de aceptación transitoria de situaciones o elementos que cambiaríamos si tuviéramos oportunidad, pero como no la tenemos, le vemos lo positivo que tienen, aún sabiendo que en cuanto nos surja o podamos buscar la oportunidad, los cambiaremos.

Dejemos el buscar, para cuando antes no nos haya sido posible el saber encontrar.